Nuestra admiración por el medio ambiente hace que entendamos la viticultura de la forma más natural y respetuosa posible. Controlamos la calidad de nuestros viñedos mediante el empleo de cubiertas vegetales espontáneas, mínimos laboreos, agricultura razonada, empleo de abonos orgánicos y pastoreo de ovejas para el control de las malas hierbas y el abonado de las parcelas de manera natural.
Todas estas prácticas forman parte de nuestra manera de entender la viticultura, favoreciendo así la conservación de nuestros suelos y el equilibrio de su ecosistema. En una tierra desestresada, con un microclima propio del valle que ayuda a conseguir una calidad única en el vino, disfrutando de una temperatura mucho más fresca que en el llano o pla de Mallorca, pudiéndose alcanzar en verano diferencias de hasta 10ºC.
La ubicación de Son Vich de Superna en el corazón de la mallorquina Serra de Tramuntana, supone un contexto de montaña, que vincula nuestros vinos indisolublemente a un territorio difícil, cuyo clima y tierra infunden aromas y características exclusivas de la Serra. La altitud de los viñedos, desde los 450m a los 550 m, y la complicada orografía hace que nuestros viñedos se encuentren situados en terrazas con muros de piedra o ‘marges’. Esta particularidad dificulta la mecanización e implica que las labores en algunas parcelas se tengan que realizar de manera manual volviendo al modo de trabajar de nuestros antepasados.
La Serra de Tramuntana le confiere características organolépticas diferenciadoras a nuestros vinos. Esto es debido a las diferencias térmicas entre el día y la noche y a la temperatura más fresca de la Serra. El ciclo de nuestras viñas se alarga de manera natural incluso en las variedades de ciclo corto, produciendo vinos más frescos, menos alcohólicos, con una acidez natural equilibrada, elegantes y con personalidad.