La vendimia 2018 en Son Vich de Superna ha tocado su fin. Las inclemencias meteorológicas de las semanas de cosecha han hecho que 2018 haya
sido una vendimia complicada, una vendimia que recordaremos.
Muchos días de lluvia y humedad que nos han dificultado las tareas. Hemos tenido que hacer una selección en campo más exhaustiva
pero el resultado final ha merecido la pena. Las fermentaciones alcohólicas han acabado, un proceso en el que el azúcar de la uva gracias a las levaduras se ha convertido en alcohol. El zumo de uva inicial ha pasado de ser mosto a ser vino en rama, un vino turbio y todavía un poco gasificado por la cercana fermentación, pero en el que ya podemos apreciar los matices y la calidad de los vinos que serán en un futuro.
En estos días en los que las horas de calor se escapan y los días parecen más cortos, llega noviembre, el mes en el que normalmente tienen
lugar las fermentaciones malolácticas en los vinos tintos. El ácido málico naturalmente presente en la uva, ayudado por las bacterias lácticas
se convierte en ácido láctico, un ácido más suave, menos vivaz, que hará que los vinos sean más redondos y agradables.
En Son Vich seguimos ilusionados e impacientes por pasar a la siguiente fase, os iremos contando.