Estamos en febrero y en Bodega Son Vich de Superna continuamos con los trabajos de poda.
Se dice que la poda de la vid, como se la conoce hoy día, es un descubrimiento árabe. Observaron que, en los campos ya cosechados en los que entraban cabras y caballos, éstos se comían el follaje y la parte más delgada de los sarmientos. Al año siguiente, las plantas que habían sido comidas producían sarmientos más fuertes y vigorosos con racimos más grandes.
Ese es el momento en el que comienza el I+D en lo que a tijeras de poda se refiere. Ergonomía, durabilidad, tamaño, peso, materiales o número de cortes son algunas de las características en las que se ha ido innovando a lo largo de los años.
Podemos encontrar desde las más antiguas y pesadas construidas con hierro y madera.
Hasta las más actuales, elaboradas con una combinación de metales y plástico. En esencia son iguales a las anteriores, pero en la práctica existe una gran diferencia durante el trabajo, son más prácticas y manejables.
Pero la gran revolución llegó con las tijeras de poda eléctricas, que han facilitado enormemente la vida del viticultor. Éstas son las que, desde hace un par de años, nos acompañan en Son Vich y no las abandonaremos.